La instrumentación lumbar percutánea es una cirugía mínimamente invasiva en la que se utilizan herramientas especialmente diseñadas para ayudar a corregir la mala alineación de los huesos de la columna lumbar. Esta operación se realiza a través de pequeñas incisiones en la piel de la espalda. Durante el procedimiento, se colocan pequeños tornillos en los huesos de la columna vertebral, junto con un marco de metal para ayudar a estabilizar el área.
La instrumentación lumbar percutánea se realiza para el tratamiento de enfermedades de la columna vertebral, como la escoliosis, hernias discales, estenosis espinal y estenosis foraminal. Esta técnica se utiliza como alternativa menos invasiva para aliviar el dolor en la columna lumbar. La instrumentación lumbar percutánea implica la inserción de varios dispositivos quirúrgicos pequeños a través de una pequeña incisión en la piel. Estos dispositivos se usan para estabilizar y realinear la columna vertebral, aliviando así la presión en los nervios y los discos intervertebrales. Estos dispositivos también se pueden usar para abordar los desequilibrios musculares y estabilizar la columna vertebral.
Como en toda intervención, existen ciertos riesgos, entre los más comunes podemos mencionar el dolor que puede ser causado por la manipulación de las agujas y los instrumentos durante el procedimiento; hematomas, estos pueden ocurrir si los tejidos se dañan durante el procedimiento y los vasos sanguíneos se rompe. Esto puede causar dolor y complicaciones adicionales.
Una infección puede ocurrir si los bacilos entran en el cuerpo durante el procedimiento. Esto puede causar fiebre, dolor y otros síntomas. También es posible que durante la instrumentación lumbar percutánea, los nervios se dañen, causando entumecimiento, hormigueo y dolor.
Sin embargo, la instrumentación lumbar percutánea es una forma menos invasiva para evaluar el estado de la columna lumbar, las imágenes de resonancia magnética (IRM) son más precisas que las radiografías. Puede proporcionar un diagnóstico preciso de los problemas en la columna lumbar, es una alternativa no quirúrgica, por lo que no hay necesidad de una hospitalización, requiere menos tiempo de recuperación que otros tratamientos quirúrgicos y se puede realizar bajo anestesia local, lo que reduce el riesgo de complicaciones. Además es importante mencionar que el procedimiento es menos costoso que otros tratamientos quirúrgicos.